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La falta de una proteína frena la infección por el VIH

El primer paso que debe cubrir el VIH para infectar una célula es entrar en ella. Así que bloquear esa puerta parece una buena idea para combatirlo. Y es lo que han hecho -de momento solo con cultivos en laboratorio- investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). El trabajo ha consistido en inhibir la acción de una proteína de las membranas de los glóbulos blancos (la Des1) que son el objetivo del virus. Con ello, la cubierta se vuelve menos flexible y es más difícil que el complejo mecanismo del virus abra el hueco por el que comenzar su ataque.

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Identifican la clave de la inmunidad natural al VIH

Uno de los mayores misterios que rodean a la historia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), que causa el sida, lo constituyen un pequeño grupo de seropositivos, menos del 5% del total –no más de 250 personas en España–, que 5, 10 e incluso 25 años después de sufrir la infección, y sin haber tomado jamás fármacos antirretrovirales, no sufren ninguna de las graves enfermedades que definen el síndrome. La incógnita, objeto permanente de investigación en todo el mundo, ha empezado a desvanecerse gracias al hallazgo de un equipo de científicos del Hospital Clínic, de Barcelona. El secreto de ese peculiar funcionamiento sanguíneo puede esconderse en una familia de células del sistema inmunológico, las dendríticas, una de cuyas moléculas internas –las alfa defensinas– se concentra en cantidades hasta 10 veces superiores a las del resto de infectados en el pequeño grupo que mantiene espontáneamente a raya al VIH.
A diferencia de lo que ocurre al otro 95% de los infectados, el sistema inmunológico de esos excepcionales individuos –los médicos los llaman controladores de élite– no sufre la progresiva destrucción que el VIH emprende el mismo día en que invade el organismo. Sin recibir tratamiento, el sistema inmunológico de un infectado por el VIH está completamente destruido dos o tres años después de iniciada la infección, y el afectado empieza a sufrir múltiples infecciones y tumores ante los que no dispone de capacidad defensiva..

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Tras la euforia inicial por la nueva vacuna contra el sida, llega la cautela

Los primeros resultados positivos en 25 años de una vacuna contra el VIH, a pesar de no ser definitivos, han revolucionado a toda la comunidad internacional. Optimismo, alegría y esperanza fueron las emociones iniciales en la mayoría de los científicos y organizaciones contra el sida tras conocer la noticia. Sin embargo, a medida que se han sabido más datos y se han analizado las cosas con la cabeza fría, llegan la incertidumbre, los mensajes de cautela e, incluso, el escepticismo…

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Los muertos olvidados del VIH y el error de esconder el SIDA

«Ya no se habla de SIDA, es como si se intentara esconderlo y hasta la persona que llama a la prudencia es tildada de aguafiestas».

«Qué error, madre mía, qué error», se lamenta poniéndose las manos en la cabeza el realizador alicantino Isidoro Vila «Lucky», quien el próximo mes presentará el documental «No olvides nunca», una mirada al pasado con hilos de prudencia ante el futuro.

Con varios trabajos audiovisuales a su espalda sobre los enfermos del VIH, incluida su pareja, quien falleció como consecuencia de esta patología, el último trabajo de «Lucky» es una mirada a los últimos 15 años de la asociación «Projecte dels noms».

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El VIH no impide ser madre de hijos sanos

La Fundación Unión, Libertad, Esperanza y Vida trabaja en la prevención de la trasmisión vertical. A pesar de que las madres son portadoras, ven crecer a sus hijos.

Tiene ojos oscuros. Están enmarcados en grandes pestañas que no dejan de titilar. Luisa apenas cumplió un año, pero su mirada es vivaz. “Es la herencia que le dejó su padre”, cuenta Carmen, su mamá.

Los ojos, color miel, de la mujer, guardan un ligero destello que a ratos parece apagarse. “Hace cinco años descubrí que era portadora de VIH. Fue difícil, pero lucho”. Recuerda el momento en que la tomó por primera vez en brazos. Su esposo compartió con la pequeña hasta los dos meses, pero ella no lo recordará. “Quería verla crecer, pero murió por VIH”.

Aunque lo conoció hasta los cinco meses, la pequeña Narcisa tampoco se acordará de su papá. Solo conserva el nombre que dio cuando nació. “Falleció por sida, apenas alcanzó a jugar con ella”, cuenta Mayra, su madre.

Narcisa es inquieta. Tiene 10 meses. Sonríe, brinca, se tambalea de un lado para otro. Un lunar rojo resalta en su frente.

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