[Francisco vuelve a escribirnos y compartir contigo]
Querido Nacho,
… Ya ves, hoy te escribo por aquí… Estoy bien, mucho mejor que en meses pasados. Hoy he estado paseando, por esos lugares que saben tanto de ti y de mí. La verdad, que entre el multicolor de las hojas en otoño, he recordado muchas, muchas cosas vividas por lo dos.
Ha habido una canción de una cantante Vega, la que me ha despertado todo esto, se llama: New York, y ya sabes, que entre tú y yo, siempre ha habido un lenguaje entre canciones. Es bonito ver, y escuchar canciones que me recuerdan a tí, y que constantemente te dedico, y que me hacen reflexionar, que aún no se ha escrito la canción perfecta que he de dedicarte.
Me pregunto, ¿Qué será de tu vida por Chicago?, ¿Qué fue lo que realmente te sacó de este paisaje que tanto nos divirtió a principio de los 90?, ¿Qué fue lo que me sacó a mí y me llevo a buscar en paisajes madrileños?… No sé… Pero alucino, como por mucho que pasen los años, tú sigues siendo la persona que más he querido, y que no tengo duda, que más me ha querido.
¿Sabes?, a veces pienso en nuestra jubilación, en que la pasaremos juntos, porque y aunque hayamos conocido muchos chicos, aunque hayamos tenido amores, y aunque tu prácticamente estés casado con Richard, sé que ocupo un lugar privilegiado en tu corazón… y ahí quiero llegar…
No te quepa la menor duda, que también estás en mi corazón, y muy presente. Un corazón que se me ha ido rompiendo, poco a poco… y en el que vaga desde aquel maldito 9 de junio de 1991. Ahora, como sabes, encima la sangre que le hace palpar está contaminada, ahora me dicen que menos, que cuando me lo detectaron… y no te pienses que es un batalla que voy a perder, porque pronto muy pronto, te haré saber que lo tengo indetectable…
Gracias, porque este verano, una vez más (parece que el destino lo quiso así), justo en los días que me dieron esta noticia, tu estabas aquí, y te sentaste conmigo en casa, un día y otro en el sofá, y una vez más, me dí cuenta de lo poco que a ti y a mí nos hace falta para divertirnos, y poner una sonrisa, a este mundo, que porque no decirlo, siempre nos ha parecido maravilloso…
No me dejes nunca. No te dejaré nunca. Y gracias por estar ahí. Me encanta escribirte desde aquí. Desde mi propio fallo positivo.
Me acuerdo también de una vieja canción de Serrat «Juna y José», en la que la vida separaba a dos amigos, y un buen día se volvían a juntar, y Jose le decía: Gracias Juan, porque con tus cartas, también conocí toda América». Lo mismo digo amigo mío.
Sonríe siempre Nacho… desde aquí yo siempre te adoraré.
Querido amigo,
esta es la carta mas bonita que he recibido en mucho tiempo. Muchas gracias. Desde que (fisicamente) me aleje de ti, no ha pasado ni un solo dia en que no piense en ti. Porque te quiero mucho, te quiero mas de lo que te digo. Desde que estoy viviendo fuera de casa, TU eres la persona que mas hecho de menos, especialmente desde que me mude a Chicago. Me dices que yo soy el mejor amigo que uno puede tener, y no es cierto, porque el mejor amigo del mundo eres TU. Tambien me das las gracias cuando soy yo el que te tiene tantas cosas que agradecer. Se fuerte como hata ahora corazon que yo estoy sonriendo para ti.
BESOS NACHO