Verano del 2024. Hace 15 años que soy VIH.
Hace 4 años que no escribo en mi blog «positivo», desde aquella tremenda pesadilla llamada COVID-19.
Han pasado bastantes cosas, he perdido a mi hermano, he perdido a mi abuela… ambos se suicidaron de formas diferentes. Para uno el mundo le había decepcionado, para la otra el mundo ya no tenía nada que ofrecerle y no quería ser dependiente. Mi respeto y admiración para ambos.
He vivido con mi madre su año de cáncer de pulmón en estadio IV. Me fui a vivir con ella, uno de los mejores años de mi vida, lleno de amor, risas, esperanza… aunque yo sabía el resultado final, ella quiso ignorarlo y dar cada día un paso. Aún estoy asumiendo la enorme generosidad que me mostró y el amor más infinito. Al mes de enterrar a mi madre, enterramos a mi tía, que de un coágulo en la cabeza se quedó en el momento, en una boda mientras bailaba… Así es la vida. Quien entienda algo que me pase el manual.
Aquí sigo. Antidepresivos, pastillas para dormir, psicóloga, resguardado en una especie de nube que poco a poco se va diluyendo y acercándome a la realidad con cautela. Sigo trabajando como autónomo y eso me ha dado la libertad para sobre-vivir en la vida marcando mis tiempos. Tengo nuevas vistas desde mi habitación, ahora me escapo a la playa cuando necesitó oír y ver el mar y estoy en mi casa. Tengo una nueva compañera de vida que tiene 4 patas y es rubia, parece importarle poco los problemas, pero disfruta la vida y me gusta disfrutarla con ella. Sigo con mi chico, 20 años de relación.
Mi VIH sigue indetectable, análisis cada 6 meses y recoger la medicación cada 3 meses. Todo estable, densitometria, hígado, riñón, colesterol… Estoy tomando Dovato, mi Doctor me ha ofrecido una inyección y poder pincharme una vez al mes, en vez de tomar las pastillas. Prefiero seguir con mis pastillas, me recuerdan menos que hay un sector en mí que es vulnerable, ir al hospital sigue sin gustarme nada.
Sigo haciendo ejercicio, perdiendo y recuperando peso según entierro a gente (IRONÍA ON), mirando el mar y asombrándome con el cielo y con la vida. Alejado cada vez más de la raza humana, pero lo suficientemente cerca para poder seguir trabajando. Cada año tiene 365 días y los vivo, enteros.