De la vida poco puedo contarte, poco puedo enseñarte que no vivas tu mismo en tus carnes y en tu cabeza, en esa cabeza por la que discurren 10 pensamientos en un minuto.
No me gusta la gente que predica en desiertos vacíos, la gente que se cree la reina de su propio legado aun verde e inmaduro. Gente que habla, aconseja, critica…

Prefiero un buen silencio que un perdón, prefiero un hasta luego que un adios, prefiero ilusión antes que expectativa…

Pero yo no soy nadie para contarte lo que sera mejor para ti, como seras mejor para los demás en cada momento ni que decision es la ganadora, porque creo que hasta de las decisiones fracasadas hay que sacar alguna ganancia.

Cuento con las manos la gente para la que soy especial y por cada uno de esos dedos me sobran miles de motivos para seguir viviendo. No necesito mas motivos. Su felicidad casi siempre es la base de mi estabilidad y eso no quiero evitarlo por mucha cicatriz que tenga ya.

La vida se reduce a muy pocas cosas si piensas en lo importante, el resto son distracciones para pasar el tiempo mas entretenidos… Vivir con quien quieres es tener el techo de la mejor de las casas, compartir tu vida con quien te quiere es ser un triunfador en esta vida.

Pero nada quería contarte, porque desconozco tu vida, tus heridas, tus pensamientos y tus expectativas… Y seguro tu me podrás contar otras tantas prioridades mas importantes en tu vida y yo nunca me atreveré a discutírtelas.