Se que por debajo de mis dos tatuajes llevo tatuado mucho más adentro el nombre de un virus en cada gota de mi sangre, en cada gota de mi sudor… y eso será así el resto de mi vida. Todos los años que lo pueda contar.
Antes de recoger los resultados del ELISA y ante el inmenso miedo y las dudas de una prueba cuantitativa ya positiva en otro centro de resultados rápidos, me jure que si salia negativo me tatuaría en el brazo un CARPE DIEM… Esa idea se fue de la cabeza por unos resultados y la idea de volver a hacerme un tatuaje se esfumo por el miedo que le cogí a mi sangre. Ver las venas de los brazos, los minúsculos vasos de los ojos, las raspaduras que te haces algún día, me daban MIEDO.
El VIH es un tatuaje que no he elegido en una revista ni una tienda esterilizada y tampoco podrá ver mucha gente ni permitiré nunca que sea motivo de repudia delante mio…
Hoy me hice otro tatuaje. En la piel. En mi brazo. No es el CARPE DIEM, ese se me ha marcado a fuego cada día y no tengo que llevarlo escrito en ningún sitio, pero me he atrevido y lo he elegido en una revista para hacérmelo en un sitio esterilizado… Ya no tengo tanto miedo a mi sangre y por lo menos las marcas que llevo fuera de mi piel, por ahora las decido YO.
Leo, con lágrimas en los ojos, con los miedos que se describen. Lloro no por mi si no por haberme sentido muy cerca del virus.
Y todo cambió y nada volvió a ser como fue. La tranquilidad de ser negativo, se nubla con los bueno amigos positivos, los chicos que me acompañaron y que ahora sufren de una enfermedad que ellos no conocieron.
Me siento tranquilo, pero meditativo, algo taciturno, descompuesto. Gracias por esas letras, que manifiestan tus sentimientos que nos ayudan a no olvidar.
Es un paso adelante y como dices, lo mas importante es que lo has decidido tu. Esto no quiere decir que te anime a hacerlo, que a mi lo de los tatuajes no me convence mucho 😉